jueves, 27 de octubre de 2016

Agreden parroquia de la iglesia católica en Manzanillo.


Cerca de las siete de la noche del miércoles 26 de octubre del 2016 en el corazón de Manzanillo: El Hombre, de tez oscura, ropa desordenada y sucia, pelo revuelto y mirada torva, se acerca martillo en mano a la entrada de la Tienda Recaudadora de Divisas de la calle Martí Esquina a Maceo. Habituales en ese corredor, vendedores furtivos y motoristas fundamentalmente, lo conminan a estarse tranquilo, a no golpear la puerta de vidrio. Uno de ellos se le enfrenta y lo persuade. Desde la tienda alguien llama a la policía.
Unos minutos después, feligreces de la parroquia católica esperan el inicio de la misa. El hombre, a las claras bajo los efectos de alguna droga, amenaza con golpear con el martillo uno de los portones del templo y romper las reliquias. Escandaliza. Profiere todo género de vulgaridades y blasfemias. No se detiene ante niños, ancianos, mujeres.
Resulta un espectáculo divertido para algunos apostadores que a esa hora quedan en la esquina de las calles José Miguel Gómez y Maceo, lugar donde habitualmente, y a la vista de todos, indisciplinan y cometen sus ilegalidades
Un laico llama a la policía. Alguien se lo dice. El hombre se aleja hasta la esquina del 1906.
Más de hora y media después, ya terminada la misa, vuelve el hombre al portón de la iglesia, esta vez con un hacha pequeña, y golpea.
Vuelven a llamar a la policía.
Han pasado más de dos horas desde que se denunciara el primer intento de agresión a la tienda, cuando al fin lo detienen.

lunes, 24 de octubre de 2016

CARTA ABIERTA A DOS PATRIOTAS BAYAMESES.


Mi querido David Rodríguez:
Respetado Joel Lachataignerais Popa
He leído en el muro de David el comentario ¨Ni olvidar, ni cambiar, ni confundirse” escrito por Joel Lachataignerais Popa, y me he animado a darles mis puntos de vistas.
Tú, David, que llevas nombre pequeño vencedor del grande, debes saber que hay más valor en el que apoya al que está en desventaja que en el que se escuda en la grandeza del posible vencedor, o va a la batalla parapetado tras la espalda del líder. En este caso, esos en desventaja, somos los cubanos. Los cubanos casi todos, diestros o siniestros, de dentro y de afuera. Los cubanos de hoy somos las víctimas de la política hostil y obcecada de los gobiernos imperialistas estadounidenses tanto como de la desmesurada ideo-politización de nuestra nación, un liderazgo estatal basado en el caudillismo y la ineficacia administrativa de nuestro propio gobierno.
Cuba necesita periodistas que no olviden, como escribe Joel y tu compartes en tu muro, que no olviden el sabotaje de La Coubre, ni el Crimen de Barbados, ni a los balseros muertos en el estrecho de La Florida, ni a los confinados en la UMAP, ni a los que cayeron en Angola, ni a los que no cayeron, muchos de los cuales aun sufren los traumas psicológicos que toda guerra deja como secuela en los soldados.
Me gustaría que tuviéramos más periodistas que investiguen las historias de las médicas y enfermeras cubanas, las historias de solidaridad, amor y vida, quiero creer, de la mayoría; además de los testimonios de algunas que, por ser jóvenes y hermosas, y mantenerse dignas, y no utilizar su cuerpo como ración de acomodamiento, son confinadas por funcionarios inmorales a los lugares más inhóspitos en las misiones, como mecanismo de chantaje. Necesitamos directores de medios y jefes de redacciones que jamás olviden que esta pretende ser ¨La Revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes¨ y no la revolución de los dirigentes políticos y gubernamentales, como se infiere de los titulares de nuestros espacios informativos. Que mucho más importante que un recorrido de Machado Ventura es la hazaña del obrero arrocero de Manzanillo, por ejemplo, que, cuando se acaban los cinco o seis meses de molida, se las aeregla para seguir alimentando a su familia durante un período para él muy similar a aquel aborrecible ¨tiempo muerto¨.
Como bien escribe Joel, hace falta un periodismo que no se deje confundir. Que no extienda la palma golosa ante la dádiva, mal venga ésta lo mismo de la USAID que de la ventaja de ser el preferido del primer secretario del Partido en el territorio. Un periodismo que no confunda Patria con tipo de gobierno ni Nación con ideología política, ni Participación ciudadana con diálogo de sordos, y que no confunda tribuna con presidencia. Porque en todo caso la defensa de la Patria, la Nación o determinada ideología política, implica mucho más hurgar en nuestras realidades que estar a la caza constante de cualquier torpeza o vileza de parte de los enemigos de Cuba, o de aquellos que nuestros gobernantes consideran enemigos, y no me refiero sólo al gobierno de los Estados Unidos, recordemos cuando José Feliciano, Oscar d´León, Los Beatles, Isaac Delgado y tantos otros, estuvieron prohibidos en la radio cubana.
La defensa de la Patria, a través de los símbolos, debe tener como premisa ese sol del mundo moral del que hablaba José de la Luz y Caballero, y si un periodista escoge ser revolucionario en estos tiempos, si quiere ser verdaderamente transformador con todos y para el bien de todos, debería revelar, cuestionar, argumentar y criticar cualquier fenómeno que ponga en riesgo ¨ese sol del mundo moral¨, venga de donde venga, y caiga quien caiga, sin detenernos tanto a sopesar si le conviene o no a los enemigos de Cuba, porque siempre la desidia, el abandono, la ineficiencia, la estrechez mental, el oportunismo y la demagogia, siempre será conveniente para los enemigos de cualquier intención noble, lleve ribetes azul Prusia o rojo escarlata. Respecto a no cambiar, con todo respeto, discrepo Joel:
Pienso que necesitamos un periodismo consecuente con su rol social. Se mantenga, sí, al lado del baracoense que vio convertido en cenizas su trabajo de toda la vida, lo mismo que de la abuela que, allá por Tampa, no pudo recaudar a tiempo el dinero para rescatar a su nieta de las fauces de unos traficantes mejicanos, y no pudo evitar que violaran y vejaran a la muchacha.
Me gustaría que los noticieros cubanos tuvieran menos cifras, menos funcionarios herederos de Cantinflas, menos estudiantes cotorras diciendo lo que se espera de ellos en vez de lo que en realidad piensan.
Aprecio que Cuba necesita periodistas que, de acuerdo o no con la ideología estatal, hayan estudiado o no en la universidad, pertenezcan a un órgano de prensa oficial o no, sean incluso cubanos o no lo sean, sí estén honesta y profundamente comprometidos con el mejoramiento humano, la forja de una Patria con todos –sin excluir a nadie porque no coincida con el punto de vista del Partido o el gobierno-, y para el bien de todos, comenzando, por el bien de los más necesitados. Necesitamos periodistas capaces de preguntarle en público al Presidente del Consejo de Estado si considera auténtico o manipulado ese video que muestra a un sobrino suyo dándosela de millonario en Turquía, cuando debería ser, por su estirpe y el simbolismo de su familia, lo más cercano al hombre nuevo soñado por el Che. Por todo eso, mi estimado Patriota Bayamés, David Rodríguez, es que te digo que nuestro periodismo, y cuando digo nuestro me refiero al periodismo de todo aquel que quiere el bien para Cuba, sí necesita hacer los más profundos cambios y, el primero, aprender a respetar y hacer respetar el ¨derecho que todo hombre tiene a pensar, y a decir honradamente lo que piensa¨, sean cuales sean las consecuencias para los que tienen el poder.
Un abrazo.

lunes, 17 de octubre de 2016

Entrevista con el girovagante


El Girovagante teme al poder de la palabra.
En esta masa informe llamada pueblo, el Girovagante ha sido educado al compás del metrónomo en la restricción y la  tontisemia reduccionista, el escarpelo ideo-político y la catarsis colectivizante.
Lo primero que me advirtió su esposa, con quien tuve un contacto informal exploratorio, fue que al Girovagante hay que hacerle preguntas simples sin el más mínimo resquicio a la pluralidad porque, sin importar la cantidad de neuronas que pueda tener, aferrado a su espíritu ahorrativo, el tipo sólo se permitirá el uso de dos o tres para responderte. Su esposa también me ha confesado que, en aras de la buena comunicación, no use palabras como “libertad”, por ejemplo,  que le espanta si se trata de respetar la ajena, o “democracia”, que suele sobresaltarle. Me ha contado que  “participación”  le produce impotencia y “diversidad”  podría ponerlo al borde de un colapso de su identidad sexual.
“Cualquier comemierda publica un libro en este país”, me suelta de saludo el Girovagante. Me invita a sentar frente al buró sintético con ribetes de modernidad, tapizado con un cristal bajo cuya transparencia apresa sus planes de trabajo, las reuniones de sistema y las directrices.
 “La Revolución ha sido tan magnánima con los llamados intelectuales que cualquier advenedizo, sin formación universitaria ni cultura política, intenta sacar los ojos a la obra suprema que le ha dado luz”.
¿A su madre?, quisiera preguntarle, pero no me parece un buen comienzo.
Está vestido con prendas demasiado fosforescentes, creo, dado que su principal deber es contribuir al triunfo proletario, y se mueve semi-flácido como pene en coito protegido con  una prostituta altamente profesional: preciso y sin pasión, el coito claro.  
Su oficina: ordenada, pulcra y bien climatizada, muestra en las paredes cuatro fotografías propagandísticas que me ubican rápidamente en los paradigmas que el Girovagante espera asociemos  con su comportamiento laboral y personal.
“Hay quienes se dedican a criticar a los dirigentes porque son incapaces de brillar por si mismos como escritores”, comenta sin que aun éste entrevistador haya abierto la boca. Sonríe y se acomoda los ricitos de oro, al estilo Matojo, aunque con un gesto casi afeminado que nada tiene que ver con el personaje de caricatura.
“Yo vine aquí porque me dieron una misión, una tarea, y he sido formado para cumplir disciplinadamente cualquier misión que se me encomiende. Mañana puedo estar en otro lugar, incluso puedo estar en un aula impartiendo clases de lo que  me gradué en la Universidad, no tengo ningún aferramiento a este puesto”
¿Qué tiempo usted impartió clases después de graduado en la Universidad? Al fin logro pronunciar la primera interrogante…
“Tiempo, no. Ni un minuto. Sólo impartí clases en los ejercicios de exámenes, y a veces ni en esos ejercicios, porque siempre andaba ocupado en asuntos de mi vida como dirigente estudiantil, pero estoy dispuesto a ir a un aula o adonde se decida…”
¿Lo decida? ¿Quién lo decida?
“El país, por supuesto”.
O sea…  ¿Usted convocará un referéndum para que la gente vote si usted se dedica o no a lo que estudió en la Universidad…? Le sugiero, y el Girovagante lanza una carcajada,  se arrellana en la silla giratoria y me mira como el juez al condenado:
“Tú sabes a quiénes me refiero”.
No, no lo sé, la verdad, le respondo mientras levanta el auricular del teléfono y marca un número… Cuando usted dice “el país” –agrego-, pienso en una metáfora geográfica de todos los cubanos que viven en la isla parecida al caimán. Otra cosa sería “la nación”, o sea: todos los cubanos vivan donde vivan y sus aportaciones culturales, creo yo.
Ante mi andanada, el Girovagante mira al vacío, a un punto intermedio entre la infinitud de la materia (que ni se crea ni se destruye) y la espiral del silencio. Espera que alguien le responda al otro lado de la línea, cuelga, y se me encara como quien escruta. Decido pasar a la ofensiva y le pregunto cuándo descubrió su extraordinaria vocación para liderar procesos políticos o administrativos…
“Bueno, el problema es que yo no lograba aprender a leer ni a escribir a pesar de haber llegado al cuarto grado por mi buena conducta y participación en todas las tareas, así que la maestra, como incentivo, me entregó una  libreta para anotar a los que llegaban tarde al matutino o hablaban en la fila hacia el comedor del semi-internado”.
¿Y logró aprender a leer y a escribir?
“Sí, pero nunca libros ni letras de imprenta, sólo anotaciones hechas en cursiva” “Después, como jefe de colectivo, realicé una encomiable labor en la búsqueda y captura de comedores de guayaba, y demás está decir que desde entonces participé activamente en actos políticos y desfiles conmemorativos”.
¿Cómo espera enfrentar su nueva tarea en el Gobierno Municipal?
“Pensando todo en las decisiones del país, las directrices del partido y las orientaciones del gobierno provincial”…
¿Y el pueblo, la gente de la comunidad? ¿No pensará en ellos?
Justo cuando se inclina hacia adelante para comenzar a responder, el teléfono suena, el Girovagante me da la espalda y habla con alguien. Se vuelve. Está más colorado que un tomate putrefacto, y es él entonces quien pregunta…
“¿Y a ti quién cojones te mandó a entrevistarme, porque ya me avisaron de que no perteneces a ningún órgano de prensa autorizado?”
Comprendo que ha terminado la entrevista.